¿Sabías que se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida es de, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres?. Este cáncer es el más común en mujeres en el mundo, y en España, el más diagnosticado en mujeres en el año 2015, cuando supuso un 30 por ciento del total de tumores diagnosticados en mujeres.
Este jueves, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, una ocasión especial para concienciar acerca de la importancia de la prevención y del diagnóstico temprano para cambiar el pronóstico de la enfermedad.
Conocer las técnicas de autoexploración mamaria, las revisiones periódicas y la mamografía son vías fundamentales para poder detectarlo a tiempo. Es esencial que la mujer aprenda a conocer bien su cuerpo para poder detectar cualquier tipo de alarma. Los especialistas recomiendan a todas las mujeres mayores de 20 años que se hagan una autoexploración mamaria mensualmente y que a partir de los 25 años sea un especialista quien lo haga de forma anual. Aunque esta dinámica varía según la región geográfica, de los 45 a los 69 años normalmente se realizan mamografías cada uno o dos años.
Ese diagnóstico precoz es vital, ya que de él dependen las posibilidades de curación, que pueden ser del cien por ciento si se detecta a tiempo. En este sentido, cabe destacar que la mortalidad por esta patología ha disminuido notablemente, gracias, en gran parte, a las campañas y programas de diagnóstico precoz.
Esta prevención también va ligada a los factores de riesgo del cáncer de mama que afectan directamente a la aparición de la enfermedad. En este caso, existen algunos factores que la persona no puede cambiar, como por ejemplo la condición de ser mujer, (los hombres pueden padecerlo, pero su prevalencia es cien veces más común en las mujeres); el envejecimiento, pues las posibilidades aumentan a partir de los 55 años; el tejido mamario denso; el comienzo de la menstruación, y los genes hereditarios, pues se cree que alrededor del 5 al 10 por ciento de los casos se deben a herencia genética, lo que significa que se derivan directamente de defectos genéticos (mutaciones) que se adquieren de los progenitores.
Existen otros factores de riesgo que pueden disminuir según la actuación del paciente. Uno de ellos es la alimentación: según el Grupo Español de Investigación del Cáncer de Mama, la dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollarlo hasta un 30 por ciento, al igual que prescindir del tabaco y reducir el consumo de alcohol. La actividad física también puede proteger frente a diferentes tipos de cáncer, independientemente de la edad a la que se inicie el ejercicio.
Pese a que en la mayoría de los casos la aparición del cáncer es inevitable, la autoexploración mamaria, acudir al especialista para las revisiones o ante cualquier señal de alerta y seguir unos hábitos de vida saludables serán claves para favorecer la prevención y el diagnóstico precoz en cáncer de mama.