Terapias personalizadas para cada tipo de cáncer

Los avances científicos y tecnológicos de los últimos años han proporcionado nuevos conocimientos sobre la aparición del cáncer, su desarrollo y su crecimiento. Estos avances se han traducido en la mejora de los tratamientos y la disminución de los efectos secundarios. Actualmente, la cirugía permite tratar tumores malignos, al igual que se dispone de máquinas de radioterapia de alta precisión que pueden administrar grandes dosis de radiación sobre tumores malignos minimizando los efectos secundarios.

En las últimas décadas se han aprobado decenas de medicamentos para tratar el cáncer y hay muchos en proceso de desarrollo. Algunos son muy especializados y están diseñados para tratar solamente un gen o una proteína en particular de las células cancerosas. Esta terapia dirigida es eficaz en una parte del proceso. Se necesitan otros tratamientos para combatir otros aspectos de las células cancerosas, es decir, cada tratamiento cumple una función determinada y por ello pueden ser más eficaces en combinación con otros, o bien, antes o después de otras terapias.

Como principales modalidades de terapias o tratamientos destacan la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, aunque en algunos casos es posible administrar otras terapias específicas en función de algunos tumores, tales como la hormonoterapia, el tratamiento por láser o la inmunoterapia, un método en el que se combate el cáncer estimulando las defensas naturales del cuerpo y que se ha postulado como una de las opciones más prometedoras de tratamiento oncológico.

De entre las modalidades más conocidas, la cirugía es la más antigua empleada en el tratamiento del cáncer. Dentro de este tratamiento, en las últimas dos décadas ha surgido la cirugía mínimamente invasiva, además de innovaciones como la cirugía por técnica robótica o la formación del cirujano a través de la simulación con programas informáticos. En cualquier caso, en algunas ocasiones la cirugía oncológica también se apoya en otros tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia.

Por su parte, la quimioterapia es una de las modalidades terapéuticas más empleadas en el tratamiento del cáncer, cuyo objetivo es destruir las células que componen el tumor, con el fin de lograr la reducción de la enfermedad. Esa finalidad puede variar en función del tipo de tumor, de la fase en la que se encuentre y del estado general del paciente. En este sentido, puede ser curativa, cuando el fármaco pretende curar la enfermedad, empleándose como tratamiento único o asociado a otros. También puede ser paliativa, controlando los síntomas producidos por el paciente y mejorar así su calidad de vida y aumentar su supervivencia.

La radioterapia es una de las terapias oncológicas más empleadas para tratar muchos tumores malignos. Este tratamiento ha ido evolucionando gracias a los avances científicos y tecnológicos, logrando cada vez más precisión y minimizar los efectos secundarios en los pacientes. Esto contribuye a que las terapias combinadas sean más eficaces e intensivas.

En función del tipo de tumor, se aplica una determinada terapia. Por ejemplo, en el caso del cáncer de cabeza y cuello, la quimioterapia, la cirugía y la radioterapia son los principales tipos de tratamiento empleados, aunque los principales sean estos dos últimos o la combinación de ambos. La quimioterapia, por su parte, se utiliza como tratamiento adicional, y la mezcla de las tres depende mucho de la localización y del estadio de la propia enfermedad.

Por su parte,  los tratamientos que más se utilizan en el cáncer colorrectal son la quimioterapia y la cirugía, y, al igual que en el anterior, uno u otro se lleva a cabo en función del estadio en el que se encuentre la enfermedad.

En cualquier caso, el médico especialista valorará tanto la situación del paciente como el estado del tumor para aplicar cualquiera de los tratamientos, siempre poniendo por delante la calidad de vida del propio paciente y las posibilidades de curación de la enfermedad.